22 marzo, 2006

Leyna

Se perdió en la noche,
inventó una sonrisa
y terminó llorando.
Bailó con las estrellas
y con su sensualidad
enamoró a la luna.
Desde entonces la luna
constantemente sale de su sombra
para ver si la encuentra
pero ella nunca está...
Ella se oculta llorando su sangre,
desangrando sus ojos
en lágrimas que nunca caerán.
Se abandona a la deriba del pensamiento
y sueña despierta con los ojos cerrados,
se deja llevar muy suave por el viento
y al llegar la soledad le enseña su silencio.
Dicen que una vez
el perfume de una rosa
atrajo la atencion de sus sentidos
pero al acariciarla con su mano
las espinas se clavaron en su brazo.
Y desde entonces sobrevive
escapando de los haces de luna
desangrando el veneno de sus penas
en busca de una flor sin espinas...

03 marzo, 2006

Regalo de cumpleaños...

Miro a la mesa cerca de la puerta y los veo hablar. Cuando ella habla el solo calla y escucha. Y luego al revés. Parecen respetar los tiempos de cada uno. Pero en este momento solo habla el y no deja de mirarla. Ella de a ratos mira la calle, la tv, mira el vaso, pero nunca deja de escuchar. Sus ojos se dispersan pero sus oidos estan atentos. Cuando cruzan miradas y ambos permanecen en silencio el se cruza por encima de la mesa y le roba un beso. Siguió hablando y ella lo empezó a mirar diferente. Minutos mas tarde parecía que el ya había expuesto su punto porque dejó de hablar. Cruzó su mano izquierda por encima de la mesa y acarició su pelo negro y suave, bajó por detrás de su oido derecho y quedó acariciando su mejilla y su cuello. Ella siguió con sus ojos el movimiento de la mano de el hasta que los cerró al recibir la primera caricia, luego los abrió suavemente y dejó su mirada posada sobre los ojos de el. Pero el no retribuía esa mirada. El veía con mucha atención el recorrido de sus caricias, solo veía el rostro de ella. Su pelo, su piel, su cuello...
Se cruzó nuevamente y la besó.
Luego el tomó las manos de ella para abrigarlas y las resguardó.
Ella lo miró, y luego que tomara sus manos en las suyas, liberó su mano derecha del abrigo de su acompañante y solo con su índice comenzó a recorrer el rostro de el, observándolo. El cerró sus ojos y parecía reconfortarse mucho en sus caricias. Durmió en su piel y despertó en la palma de su mano. Cuando el alma le volvió al cuerpo abrió sus ojos y le dijo: "Gracias"; "¿Por qué?"-preguntó ella; "Por este regalo de cumpleaños"´respondió el...